No tengo tiempo para mas, ahora de compras y en unas horas al aeropuerto.
Cuando llegue, escribire entradas detalladas de lo que se ha quedado en el tintero.
No tengo tiempo para mas, ahora de compras y en unas horas al aeropuerto.
Cuando llegue, escribire entradas detalladas de lo que se ha quedado en el tintero.
Hoy hemos ido al monte Fuji. Al llegar, de las 10 paradas que hay desde la base del monte hasta la parte más alta que se puede ir en coche, nos hemos quedado en la parada nº 2 porque de la 2 a la 3 ya habían placas de hielo en la carretera -no me extraña, allí estábamos a 2ºC, y aún quedaba escarcha en las hierbas).
Y para terminar de arreglar la visita, el monte Fuji estaba totalmente tapado por densas nubes blancas. No hemos visto nada.
Luego hemos hecho un trayecto en teleférico, hemos parado en chiringuitos de regalos para turistas donde hacían cajas de madera, en otro sitio donde vendían huevos duros de color negro y luego hemos hecho un crucero en un lago en un barco pirata. Por suerte, durante el crucero se han disipado las nubes del monte Fuji, y aunque lejos, almenos hemos podido ver con nuestros propios ojos el monte.
De vuelta hemos cogido el Shinkansen (tren bala), pero supongo que tenía demasiadas expectativas; no impresiona, y es bastante cutrillo. Supongo que es porque hemos cogido el más sencillo de todos.
Para cenar, queríamos ir a algún sitio cerca de la lonja de pescado de Tokio, y hemos parado a un hombre por la calle y le hemos enseñado el mapa. Aunque no hablava ni una palabra de inglés (de hecho los japoneses no entienden nuestros carácteres) hemos conseguido hacerle entender lo que queríamos, y en vez de indicarnos, ha sido increíblemente amable y nos ha acompañado hasta la entrada de un restaurante… ¡un trayecto de 5 minutos!. Esto es la segunda vez que nos ocurre, estamos asombrados de la increíble amabilidad de los japoneses.
El restaurante creemos que era bastante famoso, y era caro. Era un sushi bar, y hemos comido muy buen sushi. Como la cena no ha gustado al 50% de los que hemos ido, de vuelta nos hemos metido en otro restaurante a cenar de nuevo.
Mañana iremos a una ceremonia del té, y a unos baños públicos. Ya os contaré.
Ahora que ya nos hemos adaptado y ya no tenemos jet-lag, aprovechamos mejor los días, así que ya no me queda tiempo libre para ir actualizando el blog. Voy a poner un miniresumen a continuación, pero hasta que no vuelva a casa no creo que pueda con el diario.
Dia 4 por la tarde: Akihabara, osea la calle eléctrica (o ciudad eléctrica). Montones de tiendas de electrónica de consumo y videojuegos. También muchas tiendas de cartas y muñecos. Cena en un restaurante ahí. Muy buena.
Dia 5: Visita al museo de Tokyo Edo, con montones de cosas de la época medieval japonesa y casas reconstruídas. Comida en un restaurante de la zona, pero muy bien decorado de forma tradicional, la comida increíblemente buena y el servicio excelente, todo eso con un precio irrisorio. Vuelta a Akihabara, luego cena con un japonés que habla castellano, nos llevó a un restaurante de pinchos típico.
Hoy: Ahora salimos para el monte Fuji, con vuelta por la tarde en tren bala.
Esta mañana antes de desayunar hemos hecho unas fotos desde otra cara del hotel, en la que se ve claramente la torre de comunicaciones de Tokio, que se considera como una imagen de referencia para identificar Tokio.
Después de desayunar nos hemos ido a visitar Roppongi hills, un grupo de edificios de oficinas que también contiene comercios y restaurantes, un museo y un mirador en la torre principal del complejo, que es la segunda torre más alta de Tokio y provablemente una de las más altas del mundo.
Para ello nos hemos desplazado en metro, y esta es la primera vez que lo hemos cogido (siempre habíamos usado el tren de Japan Railways – JR):
Justo en una de las entradas de la torre principal, hay una enorme escultura de una araña. La escultura tiene como 6 o 7 metros de altura en la parte más alta. En la siguiente foto se ve la araña desde abajo y la torre principal detrás.
El complejo tiene varias tiendas de marcas bastante caras aquí, todas occidentales. Mención especial a la tienda de Zara:
 En una tienda del Zara bebiendo un café de Starbucks. ¿Dónde estamos?
Después de mirar cuatro cosas más en las plantas inferiores, hemos comprado una entrada para el museo de la planta 53 y para el mirador de la planta 52. Hemos visitado primero el mirador, y para llegar a él hemos subido por un ascensor en el que había una cola para subir (prácticamente vacía) con un ascensorista que organizaba y optimizaba los ocupantes de los múltiples asconsores que suben arriba del todo.
La subida en el ascensor ha sido un tanto desagradable por mi parte por el dolor de oídos que me ha producido, ya que el ascensor ha subido los 250 metros de la torre en unos pocos segundos. Lástima que es un ascensor interior, porque si fuera uno exterior como el que sube a la recepción de nuestro hotel, habría sido aún más impresionante.
Una vez arriba, el mirador consistía en un recorrido por todo el perímetro de la torre (es prácticamente redonda), que está totalmente acristalada. Hoy el tiempo ha sido soleado y había buena visibilidad, y como Tokio es liso como una tabla, se ve perfectamente, con casas y rascacielos hasta donde alcanza la vista. Ahí van unas fotos:
La última foto es del edificio principal de Tokyio Midtown, y es el único edificio de Tokio más alto que en el que estábamos.
Después hemos subido a ver el museo, con una muestra de arte contemporáneo de artistas japoneses. Había muchas cosas, pero en general es parecido a lo que se puede ver en Barcelona en el Macba o el CCCB. Dos cosas muy interesantes del museo: una maqueta de ciudad futurista hecha íntegramente con piezas metálicas de desecho pulidas, y una obra interactiva que era un «Parque aritmético». Coges un número antes de entrar, y entras en un pequeño recinto que tiene marcos de puertas sin paredes y encima de los marcos hay operaciones aritméticas, como «x3» o «+5». Partiendo del número con el que has entrado, tienes que pasar por unas cuantas puertas para lograr el número 73; a la salida un ordenador te dice si lo has hecho bien, ya que tanto el número que coges de inicio como todas las puertas llevan sensores que detectan que has pasado por ahí. Por cierto, me ha salido a la primera.
No hay fotos del museo porque está prohibido; pero al salir he visto un cartel con una peculiaridad que ya he visto repetidas veces en Tokio:
Son unas taquillas, y pone literalmente «Por favor recoja su equipaje antes de las 25:00». Obviamente esa hora no existe, así que debería poner «antes de las 2:00»; pero así lo escriben en Japón. O eso o es que los días aquí tienen 26 horas.
Después hemos ido a comer a un restaurante de la propia torre. Resulta que aunque parezca mentira comer en Tokio no es caro, sólo hace falta dar un par de vueltas para encontrar un restaurante en el que por 6000 yenes (unos 36€) comemos 3 personas, y hoy por esos 36€ hemos comido muy bien. Otro rato ya explicaré la comida, que nos ha gustado tanto que incluso hemos olvidado hacer alguna foto de los platos. La única, un mortero para que nosotros mismos piquemos el sésamo:
Al salir de la torre hemos hecho una foto a una de las múltiples pantallas gigantes que hay por todas las zonas de rascacielos de Tokio, y curiosamente ha quedado de tal manera que parece que el texto esté sobreimpreso. En realidad el texto salía torcido en la pantalla, y hacer la foto en su misma inclinación ha sido una casualidad.
Por hoy lo dejo, aquí ya es muy tarde y me tengo que ir a dormir. Queda una tonelada de fotos e informaciones que escribir, pero intentaré hacerlo mañana.
Hoy hemos ido a cenar a un restaurante en que el pedido y el pago del mismo lo haces en una máquina:
Pones el dinero (billetes o monedas) en la máquina, y aprietas el botón del plato o menú que quieres:
La máquina te da unos billetitos pequeños como los billetes sencillos de metro, que se los das al cocinero y el te da los platos cocinados.
Es muy barato, y la comida está bien. A parte de este sistema de pedido y pago, la otra cosa que me ha sorprendido ha sido el tamaño del local: minúsculo. Incluyendo la cocina debía ser algo así como 30m2 o así. Lógicamente no hay mesas, si no barras y taburetes para comer y salir pitando.
Un plato que cogimos es este:
En la foto no parece muy apetitoso, pero es arroz blanco con un lomo rebozado en tempura encima, encima del lomo un huevo y napado en salsa. Está muy bueno.